lunes, 25 de mayo de 2015

No trabajas porque no quieres

"No trabajas porque no quieres", así de franca fue mi amiga Rebeca cuando le di a leer el email que recibí el otro día. Y lleva más razón que un santo, ¿quién en su sano juicio rechazaría un oferta que permite trabajar desde casa, prácticamente en pelotas?
Os pongo en antecedentes. Llevo 2 años buscando empleo de forma activa; hasta la fecha solo he conseguido cosas temporales, en más de una ocasión sin contrato y mal pagada, pero necesitando el curro, ¿quién se pone exquisito con nuestros honorables empresarios?
Hace unos días mi buena amiga me propuso buscar empleo para hacer manualidades desde casa, algo sencillo y que se puede compatibilizar con la maternidad. En un foro --muy femenino-- encontré un par de hilos donde pedían el email de contacto a quien estuviera interesado en recibir información. Prácticamente todas las respuestas que obtuve requerían un ingreso inicial de entre 35 y 50 euros, así, sin ningún tipo de garantía y, la verdad, sobrada no voy para ir regalando la pasta. Pero hubo un correo que llamó mi atención; el remitente, un tipo educado y correcto, me proponía el siguiente negocio:

"Hola, he visto que buscabas trabajo para hacer desde casa y me he tomado la libertad de escribirte y preguntarte. Me gustaria verte por la cam, por skype o similar, podrias usar mascara no necesitaria verte la cara, me darias un nº de cuenta y yo te haria un ingreso antes de verte, seria asi de intimo, asi de discreto y con la seguridad tuya de haber cobrado, no quiero molestarte mas, dime si te interesa, un saludo".

Lo copiado y pegado tal cual, con sus faltas de ortografía y todo, porque es un señor y va a lo que va, qué narices, ¿desde cuándo importan las tildes cuando hablamos de tetas? ¿Tetas, quién dijo "tetas"? Cierto, el remitente no ha hecho alusión a ninguna zona de mi cuerpo, pero dudo seriamente que necesite una profesora, administrativa, redactora o correctora (que falta le hace) que sea más eficiente porque trabaje con una máscara.
Agradezco la oferta de empleo, tiene su encanto, por qué no. Por un momento me sentí tentada, halagada; alguien en su sano juicio (además de mi marido) quería disfrutar de mi cuerpo serrano, y es que aún rozando los cuarenta tengo mi encanto. Pero he tenido que rechazarla; después de investigar un poco por la red, encontré el mismo texto, con sus mismas erratas y, obviamente, del mismo remitente. Al dirigirse al resto de féminas con las mismas palabras se perdió la magia, dejé de sentirme especial (al menos para él) y volví a mi vida rutinaria de mamá en paro.
Y no es que no me interese trabajar, es solo que quiero es un trabajo digno, uno de esos donde tienes un horario y un sueldo, y ya si va con contrato no digo más.
Sinceramente, me indigna que haya personas en el mundo que aprovechen las redes para hacer este tipo de proposiciones a quien está tratando de buscarse el pan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario